Nota: Para la traducción, posar la flecha del mouse sobre las palabras en latín.
Ey, imaginate, uno se despierta a las 5 y media de la madrugada, desvelado, pensando en la tonta Fedra de Séneca ("O spes amantum credula, o fallax Amor!"), chorreando latín hasta por la nariz... ¿qué puede hacer, además de decir colectiuo en vez de colectivo, cueso en vez de queso, kiudad en vez de ciudad, con parcial en un par de horas ("Curae leves loquuntur, ingentes stupent"), medio melón en la cabeza y las rayas de la camisa pintadas en la piel...? Mucho, es cierto, pero sigo el consejo de Hipólito y hablo abiertamente: amavi nefanda; mientras recogía las llaves y pensaba en una conversación que había tenido con el primer polizonte en el viaje a Plutón, mr David, sucedió de pronto: súbito chorro de iluminación, y las musas me manosearon, un enjambre de cupidos proyectó otro San Sebastián, ¡vi la luz!, Dios me aplastó con Inspiración divina; fue trascendental, gordo, peripatético, ¡oh oh oh!, y en febril delirio escribí
"Odi et amo"
con estilizada cursiva, lento lentamente, en rojo; pero seguía, seguía, era interminable, continuo, impetuoso e
"internetis fugacitatem
...................inestabilitatem
...................recyclabilitatem
...................descartabilitatem."
Y desapareció.
Quedé postrada, agotada, el brazo que sostenía el marcador extendido en mortal piel de gallina sobre la mesa, al lado del cuaderno negro ferozmente acometido en el rapto. Y si pude salir después de eso fue por costumbre, que no por otro motivo hago la mayoría de las cosas. Ah... ah... Y fue la hora y fue el parcial y fue el fin, en un segundo macarrónico, y fue el pánico, el olvido, las impresiones esfumándose con celeridad inusitada. ¡Dios! ¿De qué sirven histéricas revelaciones en este mundo? Me vi obligada a excusarme.
----
Bueno muchachos, bienvenidos. Inauguramos el primer encuentro de latinajo con una frase de mi autoría y bien postmoderna, para ustedes. La cosa es bien simple, así que vamos a los bifes en sólo 2 pasos:
1) Apostamos por el parecer intelectuales estableciendo una relación intertextual con algún autor grecolatino que conozca no mucha gente. En este caso, Catulo. Las palabritas se entienden aunque estén en latín, y además es un tópico bien pulenta, que suena bien, muy inteligente, así que garpa. Ustedes si quieren pueden usar algo de Horacio o Cicerón, qué sé yo. De última pueden buscar en wikipedia y robar de ahí.
2) Ahora es el momento de la verdad, porque tienen que ingeniárselas para decir algo o hacer que suene a que dicen algo. Ejemplifico siguiendo el modelo que ofrezco: yo trate de demostrar mi preocupación por la situación que genera internet, por lo efímero de las relaciones, por la decadencia de nuestro mundo capitalista. Es algo muy clásico, y al cabo de un rato no engaña a nadie, pero de buenas a primeras, les aseguro que con una frase así se vuelven el centro de la velada, que sus amigos los admirarán y las chicas caerán a sus pies. Pero veamos con mayor profundidad cuáles son los caminos a seguir.
Básicamente, ustedes tienen dos posibilidades: o deciden hacer las cosas a la marchanta, como en el ejemplo, o me pagan una cuotita extra y les doy los truquitos del perfeccionista que quieren ser.
A la marchanta, uno toma la palabra en castellano, agrega las desinencias latinas de la fotocopia que les pasé y ya, es un winner. Pero la otra posibilidad es más rica; tiene el placer de lo complicado, de la búsqueda etimológica. Ya no estaríamos hablando de decir internet, is, que eso lo hace cualquiera, sino de algo cualitativamente mejor que podrían admirar hasta los profesores de latín más destacados: interrete, is, señores; fíjense cómo tiembla esa vibrante múltiple en sus lenguas, qué placer produce, qué satisfacción buscar inter y buscar rete,is en el diccionario de latín y encontrarlos, sí. ¡Y los objetos directo! El sustantivo perfectamente válido fugacitas, atis, el menos común inestabilitas, atis... y más osado, recyclabilitas, atis: prefijo re-, raíz en cyclus,i, que encima tiene el honor de venir del griego, de atravezar el tiempo cíclicamente. Resta la frutilla del postre, el gusto por lo que puede ser aberrante y, sin embargo, acometemos con la presteza de la petulancia: gritamos "¡descartabilitas, descartabilitatis!", completa barrabasada, y la preferimos al moderado reicibilitas, atis, que sí está en el diccionario, pero jamás podría compararse con nuestro neologismo. Y tras tantas opciones, cejamos, considerámosnos satisfechos, retorcemos nuestras manos apenas, con atisbos de aprensión; oblicuamente, miramos lo escrito, lo medimos, nos vamos: ya es irrecuperable. Y entonces termina todo, incluso esto. Es sentencioso.
"Libet loqui pigetque."
Ey, imaginate, uno se despierta a las 5 y media de la madrugada, desvelado, pensando en la tonta Fedra de Séneca ("O spes amantum credula, o fallax Amor!"), chorreando latín hasta por la nariz... ¿qué puede hacer, además de decir colectiuo en vez de colectivo, cueso en vez de queso, kiudad en vez de ciudad, con parcial en un par de horas ("Curae leves loquuntur, ingentes stupent"), medio melón en la cabeza y las rayas de la camisa pintadas en la piel...? Mucho, es cierto, pero sigo el consejo de Hipólito y hablo abiertamente: amavi nefanda; mientras recogía las llaves y pensaba en una conversación que había tenido con el primer polizonte en el viaje a Plutón, mr David, sucedió de pronto: súbito chorro de iluminación, y las musas me manosearon, un enjambre de cupidos proyectó otro San Sebastián, ¡vi la luz!, Dios me aplastó con Inspiración divina; fue trascendental, gordo, peripatético, ¡oh oh oh!, y en febril delirio escribí
"Odi et amo"
con estilizada cursiva, lento lentamente, en rojo; pero seguía, seguía, era interminable, continuo, impetuoso e
"internetis fugacitatem
...................inestabilitatem
...................recyclabilitatem
...................descartabilitatem."
Y desapareció.
Quedé postrada, agotada, el brazo que sostenía el marcador extendido en mortal piel de gallina sobre la mesa, al lado del cuaderno negro ferozmente acometido en el rapto. Y si pude salir después de eso fue por costumbre, que no por otro motivo hago la mayoría de las cosas. Ah... ah... Y fue la hora y fue el parcial y fue el fin, en un segundo macarrónico, y fue el pánico, el olvido, las impresiones esfumándose con celeridad inusitada. ¡Dios! ¿De qué sirven histéricas revelaciones en este mundo? Me vi obligada a excusarme.
----
Bueno muchachos, bienvenidos. Inauguramos el primer encuentro de latinajo con una frase de mi autoría y bien postmoderna, para ustedes. La cosa es bien simple, así que vamos a los bifes en sólo 2 pasos:
1) Apostamos por el parecer intelectuales estableciendo una relación intertextual con algún autor grecolatino que conozca no mucha gente. En este caso, Catulo. Las palabritas se entienden aunque estén en latín, y además es un tópico bien pulenta, que suena bien, muy inteligente, así que garpa. Ustedes si quieren pueden usar algo de Horacio o Cicerón, qué sé yo. De última pueden buscar en wikipedia y robar de ahí.
2) Ahora es el momento de la verdad, porque tienen que ingeniárselas para decir algo o hacer que suene a que dicen algo. Ejemplifico siguiendo el modelo que ofrezco: yo trate de demostrar mi preocupación por la situación que genera internet, por lo efímero de las relaciones, por la decadencia de nuestro mundo capitalista. Es algo muy clásico, y al cabo de un rato no engaña a nadie, pero de buenas a primeras, les aseguro que con una frase así se vuelven el centro de la velada, que sus amigos los admirarán y las chicas caerán a sus pies. Pero veamos con mayor profundidad cuáles son los caminos a seguir.
Básicamente, ustedes tienen dos posibilidades: o deciden hacer las cosas a la marchanta, como en el ejemplo, o me pagan una cuotita extra y les doy los truquitos del perfeccionista que quieren ser.
A la marchanta, uno toma la palabra en castellano, agrega las desinencias latinas de la fotocopia que les pasé y ya, es un winner. Pero la otra posibilidad es más rica; tiene el placer de lo complicado, de la búsqueda etimológica. Ya no estaríamos hablando de decir internet, is, que eso lo hace cualquiera, sino de algo cualitativamente mejor que podrían admirar hasta los profesores de latín más destacados: interrete, is, señores; fíjense cómo tiembla esa vibrante múltiple en sus lenguas, qué placer produce, qué satisfacción buscar inter y buscar rete,is en el diccionario de latín y encontrarlos, sí. ¡Y los objetos directo! El sustantivo perfectamente válido fugacitas, atis, el menos común inestabilitas, atis... y más osado, recyclabilitas, atis: prefijo re-, raíz en cyclus,i, que encima tiene el honor de venir del griego, de atravezar el tiempo cíclicamente. Resta la frutilla del postre, el gusto por lo que puede ser aberrante y, sin embargo, acometemos con la presteza de la petulancia: gritamos "¡descartabilitas, descartabilitatis!", completa barrabasada, y la preferimos al moderado reicibilitas, atis, que sí está en el diccionario, pero jamás podría compararse con nuestro neologismo. Y tras tantas opciones, cejamos, considerámosnos satisfechos, retorcemos nuestras manos apenas, con atisbos de aprensión; oblicuamente, miramos lo escrito, lo medimos, nos vamos: ya es irrecuperable. Y entonces termina todo, incluso esto. Es sentencioso.
"Libet loqui pigetque."
2 comentarios:
A...MOR...TIS PEOR NIHILVM EST.
CLAVIS CVRRENT: CORAM POPULO, CAELI ENARRANT GLORIAN GISELI!!!
(ET CUM TOTVM SIGILLVM):
Gisel, mirabile lectv et bisv , imagino que con tu tono (anima) y con tu vox ''cultivo'' suena tan noble con el aura que las generaciones precedentes le han prestado ( y aunque de gustibus et coloribum non disputandum) de profundis clamavi in praesenti inter Nos, introque ivre per ivs et norma loqvendi, do vt des in vivo (ars boni et aeqvi est).
qvi scribit bis legit sic post nvbila phoebvs.
Plvs maior oscvlum mevm ad Te, Gise Amoris sic Inter Nos Est ☺ (PER VRBI ET ORBI, PER SEMPER).
Y ya que mencionaste a Fedra hablaré de Fedro recordando a Alberto Girri:
"En su fascinación
Síndrome de Fedro
En torno a que el alma
puede en ocasiones mutar
a nuevas formas,
le hace ciertas noches
transformarse en roedor,
o aletear maciso como pez,
en el estanque,
o tomar alas y volar,
ascender, allí a las
superiores regiones
en donde por morar
los dioses
ninguna ventana tiene rejas.
Y nuevamente el gesto que
reconoce tu elevación: mi beso.
Publicar un comentario