Continúa a 2/4 Declaración de la acusada n° 1407
20../5/02 C.I. Juárez carlitai@grail.com
Eso que te adjunto es la propaganda del MoLi, la que yo no leí cuando me llegó. Roque me la pasó en diciembre. Estaba fanatizado, e insistía, dale, me decía, enterate. Así que me enteré. Después dijeron que detrás del MoLi había un grupo de zurditos emo paranoicos. Yo no sé. Cuando entré en la cosa ya estaba bastante cocinada, y no pude conocer tanto como Javier, por ejemplo; lo que sé es que ni Javier, ni Jorge, ni ninguno de mis otros contactos eran zurditos o emo, no, eh. Paranoicos sí, pero paranoicos nos volvimos todos. No, ni Javier ni Roque ni Camila ni Martín ni yo, ni ninguna de las personas a las que conocí después eran zurditos emo ni conocían un grupo de zurditos emo. Zurdos solamente sí, aunque escasos (es que había tanta mixtura ya que era difícil saber qué era cada quién), y emos abundaban, pero combinadas las dos cosas, no. Y mirá que después averigüé, pero nadie sabía nada; ni siquiera pudimos saber quién había mandado el mail sobre la pomada para callos.
Pero bueno, el movimiento estaba. Hubo gente que sí leyó el folleto y se enteró antes de lo que pasaba con el agua, y esa gente se comunicó y dijo basta, y mandó mails, y el movimiento se organizó y se hizo grande. Para cuando Roque me avisó, tres cuartos de lo que quedaba de mi edificio estaba enterado y tomando precauciones. Al principio yo no lo podía creer. Imaginate: ¡un plan de anestesiamiento amaestrante! Sonaba raro, pero cuanto más lo pensaba más tenía sentido: todos comprábamos agua a la misma empresa, todos la ingeríamos, todos vivíamos lánguidamente trabajando para unos tipos que ni conocíamos. Y vivíamos cómodos, pero...
A la semana de enterada empezaron a circular las cadenas. Al principio fue como con la crema para callos: un mail general de parte de una dirección ignota; después simplemente nos la reenviábamos. Si las muñecas ya no dolían, ahora la preocupación era el agua. El MoLi vendía subversivamente, pero salía cara; al final terminamos por hervir el agua que se vendía oficialmente, y aunque no sabíamos si eso servía de algo, al menos el gas salía bastante barato. Estábamos todos preocupados, teníamos miedo de estar domesticados, y por eso no dormíamos sólo para tener la certeza de estar despiertos. Era una época muy dura, pero estábamos cambiando el mundo. Nos organizábamos: las horas en que no trabajábamos mandábamos mails larguísimos y leíamos mails larguísimos, nos concientizábamos con powerpoints, juntábamos firmas. Para entonces el MoLi ya éramos nosotros, y habían cambiado varias cosas: incluso salíamos de nuestros cuartos más a menudo para asegurarnos con nuestros propios ojos de que todos estuviéramos enterados. En un par de meses movilizamos pueblos, aprendimos a caminar rápido, allanamos los caminos. La ciudad, que nos había resultado desconocida y grande hasta entonces, se nos mostró pequeña, tullida y seca, pero llena de gente que emergía de los escombros, que formaba grupos de exploración, que después de años de inmovilidad caminaba cuadras largas sólo para buscar nuevas fuentes de agua. Yo estuve en una exploración, fue
Objetivo Menéndez says (22:07):
Hola, ¿cómo andás? ¿Pudiste escribir algo más sobre el MoLi post DDE? Te pregunto porque hace más de una semana que recibí tu último mail.
:] Carlixx :] says (22:08):
hola!
estaba escribiéndolo.
te lo paso ahora?
Objetivo Menéndez says (22:08):
Bueno. Terminalo y pasámelo, o si querés hablamos por acá.
:] Carlixx :] says (22:08):
ok
cansador porque nunca habíamos caminado tanto, y además los cauces estaban secos. Había pocas plantas, la ciudad estaba destruida, era verano y hacía calor, encima no tenía lentes, porque nunca había necesitado ver de lejos. Fue un fiasco, en definitiva, y no volví más a participar en las expediciones de búsqueda de agua. Después encontraron pero muy poco, y hubo un mail general avisando, y mucho racionamiento. Armamos una comunidad gigante en torno a las pequeñas fuentes de agua que iban apareciendo, organizamos la consumición, adquirimos horarios, redujimos el uso. Quien hubiera organizado el MoLi había dejado de mandar mails, pero ya no lo necesitábamos, ni siquiera necesitábamos trabajar. Ya no nos servía el dinero virtual porque no comprábamos botellones de agua; teníamos nuestra propia agua, y con eso comprábamos las otras cosas. Es cierto que no era de tan buena calidad, pero sabía mejor que el régimen de esclavitud que nos habían estado vendiendo. Por fin éramos libres: recuperábamos la independencia, la salud, el contacto, el mundo, pero a la vez seguíamos conservando las ventajas de nuestro antiguo estilo de vida: la comunicación masiva, el acceso a todo. Y seguía habiendo un montón de cosas por hacer. Éramos felices.
Pero duró poco. A principios de mayo empezaron los problemas de conexión, pocos días antes de junio nos quedamos sin Internet. No teníamos teléfonos para elevar reclamos, así que se formó una caravana de un par de personas con el propósito de ir a reclamar a La Ciudad. No sabían el camino, pero iban a llegar. Dos días después se cortó el gas, luego la luz. No podíamos hervir el agua comunitaria, dependíamos de las computadoras para comprar comida, no podíamos matar el hambre haciendo cosas en las computadoras. Encendimos una fogata con encendedores y preparamos una última cena, un animal sacrificado que cazaron los más ágiles. El camino hacia La Ciudad no era tan largo; nuestro convoy tendría que haber regresado, pero no volvía. Esa noche decidimos el plan de acción.
Volvimos a la cuna de nuestra civilización. En las cocinas inútiles, en los escombros, en la tierra donde pululaba la herrumbre buscamos con las uñas mordidas hasta sangrar, buscamos con la espalda curvada, con sed y bronca rezumando. Conseguimos hacernos de piezas históricas, abandonadas hacía largo tiempo por su inutilidad ante el polietileno. Hicimos un pilón a la luz del día en el lugar donde había ardido nuestra fogata, y cuando el sol empezó a declinar nos juntamos. Estábamos todos, sin excepción: todo nuestro pueblo alrededor de la pirámide de metal, mirando con ojos afiebrados, con una única resolución en la mente: íbamos a hacer la revolución. Con el último rayo de luz se encendieron nuestras lámparas, y en el resplandor de las llamas nos vimos vestidos de guerra, con nuestros andrajos de todos los días pero esgrimiendo el brillo de nuestras armas, febriles por el ruido que empezaba a nacer y que nos hacía caminar en andar metálico, al compás de los tenedores, de las cucharas replicando contra la cacerolas, uno, dos, uno, dos.
Eso fue el primer día de junio, hace más de treinta años. Esa noche, vestidos de guerra y esperando el sol, casi no dormimos. Así empezó el Levantamiento.
Continúa en 4/4 Declaración de la acusada n° 1407
20../5/02 C.I. Juárez carlitai@grail.com
Eso que te adjunto es la propaganda del MoLi, la que yo no leí cuando me llegó. Roque me la pasó en diciembre. Estaba fanatizado, e insistía, dale, me decía, enterate. Así que me enteré. Después dijeron que detrás del MoLi había un grupo de zurditos emo paranoicos. Yo no sé. Cuando entré en la cosa ya estaba bastante cocinada, y no pude conocer tanto como Javier, por ejemplo; lo que sé es que ni Javier, ni Jorge, ni ninguno de mis otros contactos eran zurditos o emo, no, eh. Paranoicos sí, pero paranoicos nos volvimos todos. No, ni Javier ni Roque ni Camila ni Martín ni yo, ni ninguna de las personas a las que conocí después eran zurditos emo ni conocían un grupo de zurditos emo. Zurdos solamente sí, aunque escasos (es que había tanta mixtura ya que era difícil saber qué era cada quién), y emos abundaban, pero combinadas las dos cosas, no. Y mirá que después averigüé, pero nadie sabía nada; ni siquiera pudimos saber quién había mandado el mail sobre la pomada para callos.
Pero bueno, el movimiento estaba. Hubo gente que sí leyó el folleto y se enteró antes de lo que pasaba con el agua, y esa gente se comunicó y dijo basta, y mandó mails, y el movimiento se organizó y se hizo grande. Para cuando Roque me avisó, tres cuartos de lo que quedaba de mi edificio estaba enterado y tomando precauciones. Al principio yo no lo podía creer. Imaginate: ¡un plan de anestesiamiento amaestrante! Sonaba raro, pero cuanto más lo pensaba más tenía sentido: todos comprábamos agua a la misma empresa, todos la ingeríamos, todos vivíamos lánguidamente trabajando para unos tipos que ni conocíamos. Y vivíamos cómodos, pero...
A la semana de enterada empezaron a circular las cadenas. Al principio fue como con la crema para callos: un mail general de parte de una dirección ignota; después simplemente nos la reenviábamos. Si las muñecas ya no dolían, ahora la preocupación era el agua. El MoLi vendía subversivamente, pero salía cara; al final terminamos por hervir el agua que se vendía oficialmente, y aunque no sabíamos si eso servía de algo, al menos el gas salía bastante barato. Estábamos todos preocupados, teníamos miedo de estar domesticados, y por eso no dormíamos sólo para tener la certeza de estar despiertos. Era una época muy dura, pero estábamos cambiando el mundo. Nos organizábamos: las horas en que no trabajábamos mandábamos mails larguísimos y leíamos mails larguísimos, nos concientizábamos con powerpoints, juntábamos firmas. Para entonces el MoLi ya éramos nosotros, y habían cambiado varias cosas: incluso salíamos de nuestros cuartos más a menudo para asegurarnos con nuestros propios ojos de que todos estuviéramos enterados. En un par de meses movilizamos pueblos, aprendimos a caminar rápido, allanamos los caminos. La ciudad, que nos había resultado desconocida y grande hasta entonces, se nos mostró pequeña, tullida y seca, pero llena de gente que emergía de los escombros, que formaba grupos de exploración, que después de años de inmovilidad caminaba cuadras largas sólo para buscar nuevas fuentes de agua. Yo estuve en una exploración, fue
Objetivo Menéndez says (22:07):
Hola, ¿cómo andás? ¿Pudiste escribir algo más sobre el MoLi post DDE? Te pregunto porque hace más de una semana que recibí tu último mail.
:] Carlixx :] says (22:08):
hola!
estaba escribiéndolo.
te lo paso ahora?
Objetivo Menéndez says (22:08):
Bueno. Terminalo y pasámelo, o si querés hablamos por acá.
:] Carlixx :] says (22:08):
ok
cansador porque nunca habíamos caminado tanto, y además los cauces estaban secos. Había pocas plantas, la ciudad estaba destruida, era verano y hacía calor, encima no tenía lentes, porque nunca había necesitado ver de lejos. Fue un fiasco, en definitiva, y no volví más a participar en las expediciones de búsqueda de agua. Después encontraron pero muy poco, y hubo un mail general avisando, y mucho racionamiento. Armamos una comunidad gigante en torno a las pequeñas fuentes de agua que iban apareciendo, organizamos la consumición, adquirimos horarios, redujimos el uso. Quien hubiera organizado el MoLi había dejado de mandar mails, pero ya no lo necesitábamos, ni siquiera necesitábamos trabajar. Ya no nos servía el dinero virtual porque no comprábamos botellones de agua; teníamos nuestra propia agua, y con eso comprábamos las otras cosas. Es cierto que no era de tan buena calidad, pero sabía mejor que el régimen de esclavitud que nos habían estado vendiendo. Por fin éramos libres: recuperábamos la independencia, la salud, el contacto, el mundo, pero a la vez seguíamos conservando las ventajas de nuestro antiguo estilo de vida: la comunicación masiva, el acceso a todo. Y seguía habiendo un montón de cosas por hacer. Éramos felices.
Pero duró poco. A principios de mayo empezaron los problemas de conexión, pocos días antes de junio nos quedamos sin Internet. No teníamos teléfonos para elevar reclamos, así que se formó una caravana de un par de personas con el propósito de ir a reclamar a La Ciudad. No sabían el camino, pero iban a llegar. Dos días después se cortó el gas, luego la luz. No podíamos hervir el agua comunitaria, dependíamos de las computadoras para comprar comida, no podíamos matar el hambre haciendo cosas en las computadoras. Encendimos una fogata con encendedores y preparamos una última cena, un animal sacrificado que cazaron los más ágiles. El camino hacia La Ciudad no era tan largo; nuestro convoy tendría que haber regresado, pero no volvía. Esa noche decidimos el plan de acción.
Volvimos a la cuna de nuestra civilización. En las cocinas inútiles, en los escombros, en la tierra donde pululaba la herrumbre buscamos con las uñas mordidas hasta sangrar, buscamos con la espalda curvada, con sed y bronca rezumando. Conseguimos hacernos de piezas históricas, abandonadas hacía largo tiempo por su inutilidad ante el polietileno. Hicimos un pilón a la luz del día en el lugar donde había ardido nuestra fogata, y cuando el sol empezó a declinar nos juntamos. Estábamos todos, sin excepción: todo nuestro pueblo alrededor de la pirámide de metal, mirando con ojos afiebrados, con una única resolución en la mente: íbamos a hacer la revolución. Con el último rayo de luz se encendieron nuestras lámparas, y en el resplandor de las llamas nos vimos vestidos de guerra, con nuestros andrajos de todos los días pero esgrimiendo el brillo de nuestras armas, febriles por el ruido que empezaba a nacer y que nos hacía caminar en andar metálico, al compás de los tenedores, de las cucharas replicando contra la cacerolas, uno, dos, uno, dos.
Eso fue el primer día de junio, hace más de treinta años. Esa noche, vestidos de guerra y esperando el sol, casi no dormimos. Así empezó el Levantamiento.
Continúa en 4/4 Declaración de la acusada n° 1407
9 comentarios:
La increible historia del callicida...
Hago asociación libre en torno a cierta petit a y cierta Gran G.
(A la Gran G la quiero mucho).
Ahora la asociación libre:
Callicida: puede ser, tras la metáfora de un prosáico callo, algo que extermina a los que callan? tras que se les dijera "hablad ahora o callad para siempre"?
Sigue la asociación libre (con intenciones tres sauvages de unión libre): los emos, allí están y nos han dado buen argumento para ciertos dislates en la Frikipedia.
Pero en todo caso -tras las malas bromas- está eso de lo ominoso en lo cual se desempeña y empeña nuestra vida.
Jajajaja, buena esa del callicida; no se me había ocurrido.
La ando extrañando, usted ya sabe que el
*___000000___000000 *
*__00000000_00000000. *
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...es un Cazador Solitario; llueve ahora y espero que estés Bien.
Estoy muy cansada y desmotivada como para escribir. Saludos; que disfrutes la lluvia.
Me acuerdo de un poeta ruso que escribió
Llueve.....................
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Y ahora, como Anteo acaso puedas tomar fuerzas de la Tierra, de la Tierra que no sabe su nombre y a la cual le duele el mar con todas sus olas y los arroyos obscuros que se entrecruzan en ese pacto ungido por la nobleza de los años.
Motivos tienes Gisel Amadriade, te miras al espejo y encuentras todos los enigmas (me pongo barroco y quizás desvaríe en culteranismos aunque ciertamente que 'tuas res agitur') y puedes darte todas las respuestas y crear entonces.
Motivos tienes porque sos motivo.
Mira tus hermosos ojos y ahora: Sic amorem meum spernis?
Un beso.
Good stuff
Thank you very much for reading.
Thank You Lovedriade.
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