14 sept 2009

El problema de irse a vivir solo (en cinco párrafos)

Leo ese título que acabo de escribir y pienso que en general aprovecharía para escribir algo del estilo "el verdadero, verdadero problema de irse a vivir solo radica en cocinarse y luchar contra las cucarachas" (cosa que estoy haciendo ahora mismo, preterición mediante), pero no, no voy a eso. El verdadero problema de abandonar el nido familiar, hoy en día, no radica en las consecuencias que acontecen cuando ha llevado a cabo la decisión de hacerse cargo de su vida, sino en que, para alguien como yo, el acto mismo resulta realmente imposible.
A un año de terminar la carrera, o mejor dicho, de pararme sobre el primer escalón cuantificable de lo que podría ser mi carrera, decidí dedicar algunos minutos a todos esos planteamientos que eludí por años y llegué a la misma conclusión a la que había arribado en los gloriosísimos tiempos en los que todavía no terminaba la escuela: sin bienes inmuebles que me pertenezcan, sin familia poseedora de varias propiedades, sin amigos que me arrimen generosamente a algún puesto bien pago en nuestro amigabilísimo sector público, sin posibilidades de ganar la lotería (porque no juego), y sin deseos de irme a vivir con alguna otra persona a la que amar por el resto de mis días, conseguir un hueco feo y decrépito que me pertenezca y me cobije en este mundo se me hace imposible, y probablemente se le hace imposible a todas las personas que tienen, como yo, que empezar desde cero. Pero vayamos a los números, así no quedan dudas sobre la cuestión, y así de paso planteo un par de preguntas.
Supongamos que, como sé que planear comprar un departamentucho, de buenas a primeras, es propio de ilusos, me decido a alquilar. El alquiler en una zona no céntrica (tomemos en cuenta ese dato), hoy en día, cuesta un promedio de $1200. $1200 es el sueldo básico, si uno tiene suerte. Suponiendo que alquilara únicamente el lugar, y no tuviera que pagar los servicios básicos como la luz, el gas, internet, el teléfono para que mi madre se comunique y las expensas, y que encima fuera una ducha artista del hambre dedicada a ayunar, el alquilar en esas condiciones me serviría. Pero yo cocino, como, prendo luces, me conecto a internet, soy llamada por mi madre, me baño y además, de vez en cuando, gusto de tomarme un café o un colectivo o comprar un libro o salir. Con lo cual necesitaría, para vivir bien, como mínimo $2200 (y estoy contando para abajo). Así que desde el vamos las cuentas no cierran. Primeras preguntas, entonces: ¿cómo hacer? ¿Cómo hicieron los que sí pudieron?
Pero seamos optimistas y supongamos que las cuentas cierran, y que dispongo de $2200; de todos modos no puedo evitar el asalto de preguntas propias del momento: ¿dónde queda la posibilidad de movimiento, de no quedar pegada al sucucho que consiguí en días pretéritos y que aumentará su costo mientras queda paralizado mil propio sueldo? ¿Qué seguridades hay de que de un momento a otro no me voy a quedar en la calle? ¿De qué manera voy a tener que prostituirme para conseguir la plata?
La nota se termina acá, pero no puedo evitar tirotear más preguntas: ¿Y cuando termine la carrera, qué? ¿Cuántos de los trabajos que me sirvan van a estar relacionados con aquello para lo que mi título podría habilitarme? ¿Realmente me voy a tener que vender (es decir, dar clases) para poder vivir? ¿Cómo hacer frente a los imprevistos, con un sueldo escaso? ¿Se puede hacer algo para cambiar la situación? ¿Quién se sigue riendo, con el sistema económico actual?

2 comentarios:

la susa dijo...

me gusto mucho y esta diyuntiva se planteo en una epoca de mi vida en la q quise ir a vivir sola
esto me lleva a pensar q la p...u..t..a politica no a cambiado y da la sensacion d q seguira por los siglos d los siglos amen
te felicito,me seguis asombrando.Ya publicastes algo?

Gad dijo...

Armé un libro. http://monoblocs.blogspot.com
Lo armé en formato libro, también (muuuuy económico), pero es más fácil compartirlo mediante blogs.
Me alegro que te agradara, y sí, irse de casa resulta ser bien difícil, a menos que se te muera un tío millonario. Un saludo