7 mar 2010

Algo de la época en la que leía Sandman y el Quijote

El Quijote de hoy en día está tullido. Reemplazó el yelmo y la lanza por un peinado y zapatillas y cabalgó la juventud en un santiamén, como cualquiera ya borracho bebe un vino. Al poco trecho le entraron a salir canas y se le oxidaron los huesos, y zás, a los 25 lo tenés en cama, en el apogeo de la vejez, con dientes cariados y enclenque; cambia su nombre a Quijano, hace el testamento, reniega de eso a lo que llama locura y comete la desfachatez de morirse, plenamente cuerdo, el muy maricón. Todo lo que vio y leyó vio se le escapa como un auto sale del túnel: rápido.Y todos culpan a los fatídicos ideales y lloran su temprana desaparición.

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