Epecuén fue una villa turística ubicada al borde del lago Epecuén que se inundó en dos semanas porque el
lago se desbordó en 1985 debido a la conjunción de la negligencia de las
autoridades de turno y una temporada inusual de lluvias. Ya había visto
algunas cosas en fotos, pero es más impresionante ver las ruinas:
escombros y calles desdibujadas por el agua y el barro, escaleras que
suben a ningún lado, restos de ventanas con rejas que no protegen de
nada. Lo único que le da realidad (y lo único sorprendente, porque es
obvio pero inesperado cuando lo ves en fotos) es el olor a fango y agua
estancada, simple y constante.
Ahí hay un matadero muy conocido diseñado por Salamone que estuvo bajo las aguas durante muchos años y todavía sigue en pie.
En Carhué, que queda a unos 10 km al sur sobre el lago y que se hizo cargo de la explotación turística de Epecuén desde que ese poblado se inundó (el lago tiene mucha concentración de sales minerales y un fango que se considera curativo, así que se promocionó la zona como lugar de baños termales y destino turístico de viejos y reumáticos), se puede ver una municipalidad diseñada por Salamone y algunas otras cosas.
Más allá de Salamone, los dos pueblos son muy pintorescos: dejando de lado las ruinas de Epecuén y las termas, Carhué está lleno de ciclistas y boulevares, tiene un diseño urbano agradable y, al menos en feriados y vacaciones, es un lugar con una actividad nocturna muy amigable.
Carhué
Municipalidad. Muy llamativa, sobre todo de noche. El interior es igual al de todas las municipalidades de Salamone que vi por dentro.
Cristo diseñado por Salamone (idéntico al de Azul, Guaminí, Pilar...), y cartel explicativo.
Epecuén
Matadero salamónico visto desde todos los ángulos.
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