Tarde, nostalgias.
El recuerdo.
Estoy podrida del recuerdo
el olor de un tubérculo
que echa raíces
en un cajón de heladera.
El recuerdo, sí
esa angustia de lo imaginario.
Las raíces que llenan el cajón
y se obstinan en el frío
y la humedad.
Hay que ser salame, che
escarbando con un palito
el agua.
Otra vez
echando pestes
en el Tiempo y el Espacio
con los ojos en la nuca
y chocando contra las paredes.
Yo te recuerdo
y me arranco las horas,
porque soy tonta.
Prefiero
esa costa fría
con olor a tortas fritas
y saber
que exististe
una vez
para mí.
Feliz,
y nada más.
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