El momento previo
es el recuento de la falta, es
acaso
esta mosquita ahogándose
el vaso tibio sobre la mesa
una docena de empanadas
y esta rutina que se descuelga
helada
como el conteo lento
moroso
de ese reloj
en esa pared
blanca, meticulosa, sucia.
Esa pared, rozada, real
puede pintarse, resquebrajarse, traslucir
ese pasado, puede lijarse.
Es tan violento
saberse
fragmento
tenaz e inútil.
Pero hay toda una teleología en el amor
que es pura espera, y hay
-es preciso-
esa paranoia
de lo que se escapa
se cae
no se agarra; hay catástrofes
- es la respiración, la computadora.
El momento previo.
Esa tristeza laxa
y el balbuceo del reloj,
que pesa.
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