O también, sobre por qué no me gustan los puaners (preludio)
En la entrada anterior, después de exponer los motivos personales, cuasiadolescentes cuasitontos, enojosos y mala onda por los que nunca me voy a licenciar en Letras, quedamos en que vos me preguntabas, "che, Gisel, pero de qué universidad me estás hablando?".
A lo que yo te respondo, de la Universidad de Morón. Y entonces la reacción es instantánea: vos ensayás una sonrisita de desdén, inmediatamente me tenés un poco de lástima, indefectiblemente te considerás mejor preparado, y rememorás todas tus justas objeciones a la educación privada. Es posible, también, que te encierres en esa seguridad rozagante, te pongas orejeras y te dispongas a repetirme tus archiconocidos prejuicios o a tararear cualquier cancioncilla que den en la radio cada vez que yo me disponga a hablar. En este momento vos sos un estudiante de la UBA, obvio, y particulamente uno de Puan un poco tarado y prejuicioso (dígase, a partir de ahora, "puaner"). Sos un puaner porque me conviene para esta queja (porque nunca pude hablar razonablemente con un puaner y para esa imposibilidad de comunicación oral existe el medio escrito... o la violencia física, pero no es una alternativa que comparta) y porque la confrontación polariza posiciones y me obliga a defender claramente lo bueno (sólo lo bueno) de eso (las instituciones privadas; en particular, mi Universidad) por lo que yo también tuve prejuicios, muchos de los cuales desaparecieron o se confirmaron con mi paso por el ámbito privado.
Tras esta aclaración abordo, pues, los motivos académicos y económicos por los que nunca voy a licenciarme, y los pro y los contras de la UBA y otras universidades. En la próxima entrada.
Aclaración: Ante la queja de colegas de la UBA, valga aclarar: el “puaner” no representa, para mí, a todo alumno puanense, sino un estereotipo bastante particular de prejuicioso que tuve la suerte de cruzarme un par de veces.
Aclaración: Ante la queja de colegas de la UBA, valga aclarar: el “puaner” no representa, para mí, a todo alumno puanense, sino un estereotipo bastante particular de prejuicioso que tuve la suerte de cruzarme un par de veces.
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