19 ene 2013

Muda

Muda


Como las hojas cayendo de los árboles, pisar
el camino rectilíneo de las baldosas
opaco de ese olor
fermentado en un pasado por venir.
Hay tres comercios por cuadra, hay
rostros cerrados tras los postigos, cuerpos descansando.
Pisar la mañana, entre los perros, las paredes que huelen a cigarrillo
y el papel que tocaron otras manos.
Apenas hay luz hasta el descanso,
al final de cada escalera
proliferan las puertas.
Como los náufragos volviendo del mar, pisar
el suelo primero que fue otros, la arena
en el vidrio tras la mano
en la parte de la palma que no toca
en el ahuecamiento sin contacto
con el vidrio. Y ver
el espacio breve de un lugar prestado
donde esa mano dejará mil huellas
que serán borradas.
Afuera llueve todo el año.
La calle se lava en ese olor a humedad
y al final de cada escalera
proliferan las cloacas, que también nos llevan.

Cuando termina la lluvia,
como los cuerpos en una procesión, pisar
el camino rectilíneo de las baldosas.
Hay esos tres comercios por cuadra, hay
esos otros rostros cotidianos.
Con los brotes naciendo en los árboles volver,
como callando. Pero es
una puerta cerrada, es
un porvenir pasado.

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