O también, sobre la escasa oferta de Letras, sobre nuestras miopes, jodidas e insoportables universidades privadas; nuestra miope, jodida, insoportable y elitista UBA; cómo nada es perfecto; y lo poco bueno de todo eso.
En las entradas anteriores, sobre por qué nunca voy a licenciarme en Letras, planteé algunas particularidades de las dos instituciones académicas que conozco mejor, la Universidad de Morón (UM) y la Universidad de Buenos Aires (UBA). Aunque delineé brevemente el estereotipo del puaner y el elitismo de la UBA, hice más hincapié en las críticas que tengo hacia la UM, por dos razones: en principio, porque compartí y entiendo perfectamente el prejuicio hacia la educación privada (y, de hecho, prefiero mil veces la educación pública), y en segundo lugar, porque tras tantos años de cursar en Morón, las fallas de la UM me resultan evidentes. Entonces el lector me preguntó, con razón, por qué no estudié directamente en la UBA, si parece ser lo más conveniente. Como dice en el título, en esta entrada voy a desarrollar justamente ese tema: los pro y los contra de las universidades públicas y privadas en el terreno de las Letras.
Empecemos por el principio: el momento en que una persona, digamos Pirulo, tira a la basura todas sus perspectivas de rápido y fácil crecimiento económico y, mirando con desdén a los que le advierten con abrupto ademán de coro trágico: "¡te vas a morir de hambre!", decide comenzar a estudiar una carrera humanística, más específicamente, Letras. Uno puede asociar muchas cosas de esa persona: alpargatas, onda hippie, asociación con la marihuana, miopía, snobismo, candidez, soberbia intelectual, completa ignorancia de cómo se maneja el mundo, voluntad de pobreza, hambre intelectual... la lista es interminable. Por supuesto, son prejuicios. No faltan los humanistas que viven de su trabajo, como no faltan los abogados que hacen de payaso en cumpleaños infantiles. Drogarse se droga cualquiera, desde los adolescentes rebeldes hasta los más grandes goleadores; el snobismo no discrimina a nadie, y si bien las decisiones como la de Pirulo no carecen de candidez, no conozco nada más ingenuo que el que practica la lucidez como mecanismo de defensa. Tenemos, entonces, a Pirulo y su voluntad letrada. La pregunta que le surge a él y a nosotros es: ¿dónde estudiar Letras? La elección que vaya a realizar él o cualquiera va a depender de su ubicación geográfica, del dinero que disponga, y de los planes de estudio. En el caso de Letras es más difícil que en el de carreras como Marketing o Abogacía: la oferta de estudio no es tanta. En la gigantesca Buenos Aires conozco sólo tres universidades públicas y tres privadas: la Universidad de Buenos Aires (UBA), la de Lomas de Zamora (UNLZ) y la de San Martín (UNSAM) entre las públicas, y la Universidad de Morón, (UM) la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Universidad del Salvador (USAL) entre las privadas, todas con distintas propuestas. Cuando yo averigüé por la carrera que iba a seguir averigüé para Filosofía (después de un año de cursada me cambié de carrera), pero el cálculo y los factores que se toman en consideración son siempre los mismos:
- La disposición monetaria: que define, básicamente, si vas a pagar una universidad privada, o si vas a pagar una universidad pública. (Elija lo que se elija, de cualquier modo la educación, pública o privada, siempre es paga.) También se considera si la universidad ofrece o no becas, con qué condiciones, con cuánto porcentaje de descuento.
- La ubicación geográfica: otra cuestión básica. Si no tenés auto, y no tenés posibilidad de alquilar en la zona en la que pensás estudiar, cualquier institución que esté a más de una hora y media de viaje es todo un sacrificio. Si encima tenés que tomar más de un transporte, o caminar mucho, sos digno de recibir un premio al estudiante esforzado. En mi caso, lo más cercano era Morón. La UBA, me enteré posteriormente, me quedaba a un transporte de distancia, pero seguía teniendo mucho viaje.
- La disponibilidad horaria: Se invierte dinero y tiempo en la universidad, y dinero y tiempo en el viaje a la universidad, ergo, hay que ver cómo encaja toda esa inversión en los propios tiempos, y que no coincida con la parte del tiempo que uno dedica a vender su tiempo para poder tener plata para pagar esa inversión de tiempo. Si tus viejos te bancan no hay drama, pero cuando cursás una materia por la mañana, otra por la tarde y otra por la noche, con horarios bastante irregulares, como pasa en la UBA, estudiar y trabajar (o hacer cualquier otra cosa) se te complica. En las universidades privadas que conozco eso no se ve tanto. En Morón hubo un par de materias ubicadas fuera del horario asignado a la carrera, pero fueron las menos. Lo malo de una universidad como Morón (y de esa precisión horaria) es, por otra parte, que hay una oferta horaria única: yo sólo podía cursar por la mañana. En la Universidad de San Martín (UNSAM) eso, al menos, lo podés elegir, y por lo pronto cuando elegís cursar en turno mañana no te hacen ir a la noche.
-Los planes de estudio: Es decir, la orientación de la carrera, el perfil de alumno que construye. Cuando averigüé en la UCA dedicaban el primer año de cursada a leer la Biblia y aprender idiomas. Con los idiomas, todo bien. Leer la Biblia es importante (hasta divertido), pero yo no tenía ganas de que me dieran clases de religión. Eso la descartó inmediatamente de mi panorama de universidades posibles (además de que la cuota era muy alta , aunque no tanto como la del Salvador, y quedaba muy lejos). A la UNSAM no la conocía en ese entonces, pero el plan de estudios no me convence: si bien parece tener una buena formación (pragmática) en lo que a la práctica educativa respecta, y tiene una base más sólida de literatura latina y griega que la de Morón, (aunque es discutible, porque en Morón las literatura grecolatina está separada del estudio de latín y griego) exceptuando las literaturas latinoamericana y argentina, el resto de las literaturas están agrupadas por período histórico. El enfoque es válido, pero me parece que el estudio de las literaturas (que es lo que me interesa a mí) resulta más exhaustivo con un enfoque desde las naciones. La misma crítica tengo hacia la Universidad de Lomas de Zamora: el plan de estudios separa en literatura argentina, latinoamericana, española, griega, latina y literatura europea. ¡Dos cuatrimestres de cuatro horas de Literatura europea, como si eso pudiera dar aunque sea una breve idea de la riqueza de la literatura italiana, francesa, inglesa! Desconozco cómo serán los planes en la UCA o en la USAL (no tengo ganas de buscar), entre esos tres me quedo con el de Morón, que fue amplio (a veces demasiado: ¿sabés lo que es cursar tres españolas? ¿Lo que es la literatura española, sacando la genialidad del Siglo de Oro?) y dio una buena base para conocer otras cosas, a pesar de sus deficiencias. De todos modos, si de oferta se trata me quedo con la UBA, que ofrece cátedras como las de literatura escandinava* o rusa (una de mis literaturas preferidas, que no enseñan en Morón) y que te permite elegir lo que querés cursar y en qué cátedras.
- El título: Es otra cosa básica, pero no la más determinante. La UBA, por convención, tiene los títulos más prestigiosos, sea esto justificado o no. En la UNSAM ofrecen sólo un profesorado, y por lo que sé la universidad es bastante reciente y poco conocida. Morón ofrece profesorado y licenciatura.
- La cantidad de años: Último, pero no menos. Si vas a la UBA tenés que pensar que al menos un año se te va en el CBC, y unos 5 ó 6 (o más) en la carrera. Otras universidades, como la UM o la UNLZ, te venden 4 años de estudio. Es un título rápido, pero exige una dedicación completa, cursar 6 días a la semana, leer permanentemente y quizás eso no sea lo ideal para estudiar ninguna cosa. Además, obviamente responde a un interés económico de la institución, y en cierta forma precariza tu título porque está pensado como el primer escalón de una serie de especializaciones (las carreras de grado se acortan porque el posgrado se vuelve fundamental, y es el gran negocio, tanto en las universidades públicas como en las privadas). Ahora en la UM van a realizar un cambio en el plan de estudios, alargando la carrera a 5 años.
Esos son los factores principales que se me ocurren en este momento. Después de considerar todo eso, Pirulo elige su universidad y emprende el tortuoso camino hacia el título. En medio de la carrera, descubre Piled Higher & Deeper, adquiere conocimientos nuevos, aprende a procrastinar, comienza a odiar su carrera, comienza a detestar a sus profesores, conoce sus límites (o no), y finalmente se recibe. O no, porque en su batalla del hombre contra la academia, decide aceptar la sugerencia de un amigo e irse a vivir a la India, y deja de lado todas sus quejas y sus consideraciones sobre los pro y los contra de universidades públicas o privadas.
¿Y cuáles son esos pro y esos contra?
Tomemos como ejemplo a la UM y la UBA, que es lo que conozco. La diferencia principal está en la inversión de dinero, por supuesto. Con la inflación y demás, Morón no dejó de subir la cuota desde que comencé a estudiar. Dependiendo de las licenciaturas, se puede pagar entre 500 y 1000 pesos mensuales (o más, y no es de las universidades más caras); el profesorado está más barato (siempre con beca, yo empecé pagando $120 y terminé en algo así como $270, creo) pero suma, y al precio de la cuota mensual hay que añadir el de la matrícula, y todos los gastos que surgen del viaje hacia la universidad, el precio del material de estudios (fotocopias y libros), el de la comida, el de los finales que rindas mal y tengas que pagar para volver a rendir (no fue mi caso, pero ocurre), etcétera, etcétera, etcétera. En la UBA, ese gasto inicial, mensual, no se presenta, pero de "económica" la alternativa no tiene mucho, de todos modos: los precios de las fotocopias (incluso las del centro de estudiantes) son exorbitantes en comparación con los precios de las fotocopiadoras amigas en Morón (pongamos un ejemplo: yo en Morón consigo un $0,08 el doble faz; en Puán no baja de $0,12 la carilla. ¿Te parece un planteo muy "rata"? ¿Y qué pasa cuando no sacás tres carillas de fotocopias, sino centenares?), el transporte es un quilombo si vivís lejos, te pasás el día orbitando por ahí, así que tenés que comer, y si bien los precios de la comida en la UBA son relativamente baratos (particularmente en la Facultad de Sociales, que come que es un lujo y muy barato), todo suma. De todos modos, me diría el interlocutor puaner, la UBA es mil veces más barata. Y es cierto, no se puede negar.
¿Qué otra cosa tiene criticable Morón, qué otra cosa detestaría Pirulo? Esta la comparte con casi todas las universidades, por una u otra razón: la falta de presupuesto. A pesar de lo que pagues, la facultad de Humanidades, comparada con otras, tiene poco presupuesto. ¿Por qué? Porque no somos muchos alumnos, porque la Universidad no sabe atraer al alumnado, porque no sabe conservar al alumnado (no de la manera correcta, al menos), porque no somos rentables.
¿En qué otra cosa la UBA le come los fideos? La biblioteca. Es vergonzosa la precariedad de la sección de Humanidades de la Biblioteca de Morón. Los libros que tendrían que comprarse no se compran. Faltan pilares fundamentales en la biblioteca de cualquier humanista. El material de crítica literaria que tienen es escaso. Y si hay libros que sirven, es probablemente que sólo los puedas consultar en sala, porque hay sólo uno para todo el alumnado. ¿Otra crítica? La sala silenciosa es un desastre: está al lado de un estacionamiento y muy mal insonorizada. Se escucha el crujido de las piedras cada vez que alguien estaciona un auto. A la biblioteca de Puán fui una sola vez, pero era mucho mejor que la de Morón. (Y en cuestiones de infraestructura, me quedo con la de la UNSAM, que es muy cómoda, bastante grande, y estéticamente bella.)
Y sigamos con las críticas a Morón, para alegría del puaner típico. Algo que me complace mucho de la UNSAM es la falta de cámaras. Doy vueltas por el campus y no veo ni un ojo observándome a través de un aparatejo tintineante. Y sin embargo, la UNSAM resulta bastante ordenada y limpia, a pesar de la falta de coerción. La universidad de Morón es todo lo contrario: es como estar en un un banco, una pesadilla foucaultiana, o 1984: cámaras, guardias, molinetes, identificación, entradas exclusivas para visitantes y otras para alumnos: todo lo que hacés queda grabado. En esos cachivaches (y en televisores de plasma que no sirven para nada) gastan el dinero (el de nuestras cuotas) que no invierten en la biblioteca. Sumado a eso, a Humanidades siempre nos dan las peores aulas (décimo piso, cubículos de paredes finas: podés escuchar absolutamente todo lo que enseña otro profesor en el aula de al lado). No digo que UBA sea mejor en este aspecto. Valoro la ausencia de cámaras, pero no voy a afirmar que la infraestructura sea mejor que la de la UM (no pasaron tantos meses desde que se cayó un vidrio de no sé qué piso en el edificio de Sociales; además, las aulas no suelen resultar adecuadas para la cantidad de alumnos, el edificio suele estar muy sucio, es un quilombo de volantes y de gente, y el sistema sanitario de Puán es un asco).
Y ya que hablo de volantes, y por ende, de política, he ahí otra gran diferencia entre la UM y la UBA. La UM se pretende completamente apolítica, al punto de que no sólo no te van a dar panfletos los chicos del PO y los de la Cámpora y los del Partido Humanista, sino que tampoco vas a poder acercarte al Centro de Estudiantes, porque tal cosa no existe. En la UM resulta bastante difícil articular con alumnos de otras carreras (o de otros años), porque las cosas están pensadas de manera tal que se eviten los roces. No es un espacio de reunión. Con mis compañeros armamos varios proyectos a lo largo de la carrera (dos revistas, Finisterre y Gato Blanco, y también pensamos hacer un ciclo de cine debate, que al final no resultó), pero fue todo extra académico. La universidad (la universidad como institución, no los profesores) no nos dio ni una mano. Nos juntábamos a conversar en el café de frente a la facultad, que vendía un café horrendo, pero al menos era un espacio acogedor. Morón como institución no tiene política, no te permite defenderte como alumno a partir de un grupo de iguales (frente a cualquier problema que puedas tener, estás solo, y tu queja es privada), y tampoco tiene pasillo. El pasillo, creo, es lo que hace a Puán. Independientemente de las cátedras, lo bueno de la UBA es ese espacio de tránsito que se convierte en lugar de charla, de intercambio de opiniones (por más estúpidas y snobs que sean las opiniones de muchos puaners): es en ese lugar donde viven las Letras, en definitiva. La "contra" de esto: hay pasillo, también es un lío de organizaciones y partidos y tomas y clases interrumpidas y demás. Podés estar de acuerdo o en desacuerdo con los planteos políticos (de hecho, toda esa exposición a la política es estimulante), pero que te interrumpan la clase de Panesi dos veces en la misma noche para invitarte a reuniones a las que ya te invitaron mil veces es bastante embolante. Y cuando las cosas se ponen más fuleras, y vos necesitás cursar y rendir la materia, Morón, con su engominada apolíticidad, resulta mejor: al menos la cursada la tenés asegurada y no te vas a quedar libre sólo porque el edificio está tomado y tu profesor no quiere dar clases en la calle. No pretendo entrar en la discusión de si hay o no otras maneras de hacerse oír cuando hay un problema: sólo considero la ventaja que es poder saber que todos los días vas a tener clases y que si tu profesor necesita faltar probablemente te va a avisar y no vas a viajar al divino botón. Ni que hablar de los finales: no te van a cambiar las fechas abruptamente.
Una ventaja de Morón sobre la UBA sería, entonces, la seguridad sobre la cursada. En los cuatro años que pisé diariamente la universidad, sólo me crucé con un profesor irrespetuoso, que por un problema personal decidió hacer huelga y no tomarnos los finales (con lo cual nos jodió bastante, porque era una materia correlativa de muchas). Podría añadir también que en Morón te hacen dar menos vueltas con la cursada. Si te dan los horarios (que en general son razonables: si elegís el turno mañana cursás a la mañana, aunque hubo excepciones), en la UM cursás cuanto puedas. No tenés que hacer el CBC; si cursás bien, y rendís bien, en cinco años te recibís. Puede parecer frívilo, y no estoy de acuerdo con la lógica que guía el criterio, pero en el sistema actual donde lo que importa no es el grado, sino el posgrado, si tenés intenciones de entrar de cabeza en el escalafón académico, esa celeridad es una ventaja. Y si no, también. Tengo compañeras que trabajan de profesoras desde el tercer año de la carrera (porque al tercer año ya tenían aprobado el 50% de las materias). Para mí, recibirme a los 22 significa que puedo empezar otra carrera de cero sin sentir demasiada aprehensión. Si me pasara 8 años en la UBA, probablemente lo pensaría cinco veces.
Volvamos a los contra. Algo que envidio tremendamente de la UBA es la oferta académica. O mejor: la posibilidad de elegir. De elegir con quien hablar (tuve suerte de que mis compañeras me cayeran muy bien, pero de todos modos somos tan pocos en la UM que no es posible conocer mucha gente distinta, y es muy endogámico), de elegir a quién escuchar, a qué cátedra asistir, en qué horario. Morón te ofrece una sola cosa, y eso que hay es lo que tenés que aceptar. En parte es honesto: nada de eminencias que te dan una sola clase y luego dejan la cátedra a cargo de sus ayudantes. Pero las contras son más importantes: si no podés cursar a la mañana, tenés que dejar, porque es el único horario de cursada disponible. Si no te gustan tus profesores, te lo tenés que aguantar, porque son lo único que hay. No podés elegir entre varias cátedras. No podés pedir que te evalúe otra persona, si tu profesor te parece incompetente. No podés sacar nuevos amigos de la galera. De hecho, es probable que si vas a Morón conozcas muy poca gente en comparación a la que podrías acceder en Puán. Te salvás de los puaners (aunque snobs hay en todos lados), pero la mayoría de tu círculo social probablemente sea de la UBA, porque en Morón no hay tanta gente. Lo fundamental: no podés elegir qué cursar. Hay ofertas que tiene Puán que en Morón no se ofrecen. La que más me dolió: Literatura Rusa. Ahora están cambiando el plan de estudio. La directora académica me dijo, creo, que estaban considerando poner esa literatura. Pero no es seguro, y de todos modos, Morón no tiene ni la infraestructura ni el alumnado como para ofrecer muchas cátedras distintas. Ni el interés económico, por supuesto.
Esto último que mencioné (la falta de algunas cátedras) no es algo exclusivo de Morón, sino que se presenta en la mayoría de las universidades que conozco. La UBA, de hecho, sería la excepción. Lo criticable, considerando esto, no es la falta de "oferta absoluta" de la UM (la oferta absoluta tampoco está en Puán, de todos modos), sino la falta de articulación con otras instituciones.
Finalmente, creo que la última desventaja de mi universidad es que los alumnos de Humanidades no encontramos una posibilidad de salida laboral en la UM (es decir, en la cartelera de solicitudes de trabajo, podés ver cualquier cosa, menos algún puesto que se solicite a alguien de Humanidades. Pero no sé si esto es excluyente de Morón, o una tendencia general relacionada con ese "¡te vas a morir de hambre, Pirulo!", que mencioné al comienzo), o de crecimiento académico fuera de la Universidad. En esto el palo también va hacia la UBA, con su planteo absolutamente elitista en todas las facultades, que insiste en desvalorizar el estudio de cada uno como si sus cátedras fueran tan extraordinariamente excelsas e incomparables (puede que sean buenas, pero muchos puaners que conozco dejan mucho, mucho que desear), que te rechaza la mitad de las equivalencias por más que provengas de instituciones de prestigio, que es tremendamente snob, en definitiva, y que incentiva la producción de pequeños puaners que después te miran cínicamente como si ese cinismo tuviera justificación en un hecho real más que sus pequeños egos inflados de alumnos de una universidad de "prestigio". Respondámosle a los puaners, pues. Es cierto que la UBA tiene algunas eminencias dando clases. Son las menos, y están casi todas viejas. Es cierto que tienen un envidiable pasillo. Es cierto que tienen más posibilidad de elección que un alumno de Morón. Eso es todo. ¿Y eso justifica el prejuicio? Pese a todas mis quejas, tal como ocurre en la UBA, Morón tiene profesores que valen absolutamente la pena una y mil veces (Daniel Fara, Martha Campobello, Lucía Rossi, Patricia Porzio, Nair Teresa Guiber, Cecilia Colombani, por sólo mencionar algunos nombres) y algunos más que se defienden bien. Tiene otros tantos que al menos una cosa buena aportaron, a pesar de todas las críticas que pueda hacerles.
Eso es lo bueno, los profesores. Lo que aprendés, lo que te llevás. Lo que sos como lector y crítico, porque querido puaner, ¿acaso uno es donde estudia, o es cómo estudia? ¿Acaso tu valor como profesional radica en haber tenido acceso o no a las clases dadas por un Nombre? (Un Nombre al que podés ir a escuchar como oyente, de todos modos). ¿Es que si no tenés un Nombre no podés decir cosas buenas, hacer buenos análisis? Los prejuicios puaners que tuve que escuchar a lo largo de la carrera, sólo por no ir a la UBA, me resultan miopes, elitistas, infundados, y simplemente ridículos.
Si yo tuviera que volver a elegir entre una universidad donde estudiar Letras, hoy, decidiría no estudiar Letras. Pero no me parece haber perdido el tiempo en la UM. Lo que quería aprender lo aprendí. Me queda la espina de la Literatura Rusa, pero no es nada que ya no conozca, y que no pueda seguir leyendo por mi cuenta. Me crucé con un par de buenos cerebros, hice algunas amistades, me indigné más de lo que me alegré, pero soy naturalmente amargada, probé muy malos cafés y conocí las mejores tostadas del mundo (y entonces, ese restaurante quebró). Combatí mi snobismo y mis prejuicios a más no poder. También los practiqué periódicamente por puro espíritu lúdico. Participé de dos revistas. Conocí gente de Puán, hice amigos de allá también. Muchas de esas cosas, valiosas para mí, son cosas extra-académicas. Articular con gente del ámbito, estudies donde estudies, siempre articulás. (Y si no, para eso está feisbuc, ahora). Es un ámbito chico y cerrado. Al masoquista que lee esto con interés de decidir dónde estudiar: estudiá donde te atraiga más el plan de estudio, donde te quede más cerca ydonde te resulte más económico. El resto es accesorio. Tu valor no pasa por tu institución. La carrera la hacés vos.
Si yo tuviera que volver a elegir entre una universidad donde estudiar Letras, hoy, decidiría no estudiar Letras. Pero no me parece haber perdido el tiempo en la UM. Lo que quería aprender lo aprendí. Me queda la espina de la Literatura Rusa, pero no es nada que ya no conozca, y que no pueda seguir leyendo por mi cuenta. Me crucé con un par de buenos cerebros, hice algunas amistades, me indigné más de lo que me alegré, pero soy naturalmente amargada, probé muy malos cafés y conocí las mejores tostadas del mundo (y entonces, ese restaurante quebró). Combatí mi snobismo y mis prejuicios a más no poder. También los practiqué periódicamente por puro espíritu lúdico. Participé de dos revistas. Conocí gente de Puán, hice amigos de allá también. Muchas de esas cosas, valiosas para mí, son cosas extra-académicas. Articular con gente del ámbito, estudies donde estudies, siempre articulás. (Y si no, para eso está feisbuc, ahora). Es un ámbito chico y cerrado. Al masoquista que lee esto con interés de decidir dónde estudiar: estudiá donde te atraiga más el plan de estudio, donde te quede más cerca ydonde te resulte más económico. El resto es accesorio. Tu valor no pasa por tu institución. La carrera la hacés vos.
* Me dijeron en feisbuc que no es la UBA la que tiene escandinavas, sino la USAL.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario